Cada toma, cada imagen segundo a segundo de esta película polaca es un minucioso trabajo del detalle, nada queda al azar en el encuadre de la cámara. Tal obsesión formal es un colosal empeño del desconocido, al menos para nosotros, realizador Bartosz Konopka. En pocas ocasiones el mar al sol ha fulgurado igual, ni las penumbras de un bosque han sido captadas tal como lo hace el director de fotografía Jacek Podgórski. Toda esta fuerza visual y estilística sería de menor impacto sin una historia a su altura, y no por contar con un guion complejo, en realidad una cuestión como el enfrentamiento del cristianismo con el paganismo, la fe impuesta contra la libertad y las creencias ancestrales, es tratada sin rodeos por forma de conductas primarias por ambos bandos y en apenas cien minutos. Se la recomendaremos a Terrence Malick
Puntuación @tomgut65: 8/10
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