Convertida en un clásico del cine de terror casi desde el momento de su estreno, supuso a su vez un enorme avance en los efectos especiales y de maquillaje gracias a las genialidades técnicas del gran Rick Baker. Su director John Landis, en aquellos años aún prometedor e iconoclasta, supo reformular el género al apostar sin complejos por la conjunción del horror y la comedia de un modo novedoso y realista, por así decirlo. No encontraremos un elaborado guión, ni la aparición de actores especialmente destacables, pero cualquier tipo de espectador, no solo el friki, pasará noventa y siete minutos francamente divertidos.
Puntuación @tomgu65: 7/10