Un actor porno en declive vuelve rebotado a casa, un pueblecito en un Texas deprimido y deprimente. El periplo de semejante personaje, un sinvergüenza de gran calibre, transcurre a modo de comedia agridulce entre la "white trash" de una América trumpiana en la que parece reinar algo parecido a la estulticia endogámica. La sonrisa retorcida y la perplejidad del espectador ante tanto despropósito son inevitables, por lo que cabe plantearse hasta qué punto refleja la realidad texana o es simplemente una caricatura malintencionada por parte del director y guionista de The Florida Project, Sean Baker. Los que conozcan de primera mano aquellos lares tendrán la respuesta, nosotros nos quedamos con la duda.
Puntuación @tomgut65: 6/10