Debo decir que yo no estaba muy versado en el fenómeno surgido a principios del siglo veintiuno alrededor de Tamara/Yurena, Dantés, Porras, Loly, Genil y compañía, ya que intentaba alejarme de todo lo que rodeaba el late show que los popularizó, aunque estaba al tanto de su existencia, conocía la historia de alguno a grosso modo y de vez en cuando había leído noticias sobre su situación actual.
Pero lo que ha hecho para la ocasión Nacho Vigalondo, como actor "asadarnizado" y como director desatado es digno de elogio y ha reavivado con creces mi interés. Y es que tal y como él mismo ha dicho, esta miniserie de seis capítulos en realidad son seis películas independientes, cada una con su estilo, protagonista principal y recurso narrativo diferentes, empezando por la madre y acabando con la verdadera super estrella de la función con un episodio soberbio, y en ambos casos con interpretaciones brillantes dignas de premio dentro de un reparto muy bien elegido y (des)equilibrado. Entre medias hemos conocido la versiones alternativas, delirantes e incluso terroríficas de otros personajes, que en algunos casos salen muy bien parados, en otros un tanto ridiculizados pero en todos ellos humanizados y retratados como personas y no como herramientas para un único fin mediático.
Al final queda igualmente la duda de hasta que punto se aprovecharon de la ingenuidad de algunos, si fue algo mutuo o los astros se alinearon para que se juntaran estrellas que brillaban con la luz y el lugar equivocados. Lo que está claro es que la ficción supera siempre la realidad, pero en este caso lo hace por muy poco y destilando glamour.
Mi puntuación: 7/10