Máximo exponente del neorrealismo italiano que plasma a la perfección las penurias de un país en plena crisis de posguerra con una puesta en escena extremadamente sencilla y una historia deprimente cuya moraleja final te empapa de la tristeza más absoluta con un leve hálito de esperanza. Este mensaje tan efectivo como desalentador se ve parcialmente ensombrecido por las constantes persecuciones y carreras que debe hacer su protagonista en demasiados momentos de la película, necesarias superficialmente para que avance la trama, pero que le quitan profundidad al conjunto. De todos modos, con obras maestras reconocidas universalmente como la que nos ocupa, las expectativas son muy altas, y aunque subjetivamente pueda gustar más o menos, objetivamente es un largometraje que todo amante del séptimo arte debe ver sí o sí.
Mi puntuación: 7/10