Más que una película hecha para salas de cine parece que estemos ante un telefilme, tanto por su estilo de rodaje característico de principios de los noventa como por su historia llena de traiciones, engaños y giros inesperados, escrita, en los inicios de su carrera, por el ahora prestigioso guionista Aaron Sorkin. Pero lo que le da un empaque de calidad marcando la diferencia es un lustroso trío protagonista que sabe ganarse y engatusar al espectador, haciéndole creer que cualquiera de ellos puede ser el malo de turno, hasta llevarnos a un final tan previsible como efectivo. En definitiva un thriller sin pretensiones de la vieja escuela con las dosis justas de intriga y misterio.
Mi puntuación: 5/10