Durante ochenta minutos vamos conociendo a diferentes personajes y sus respectivas historias, todas ellas situadas en un único escenario, un club de fumadores de cannabis. Los diálogos se suceden unos tras otros sin descanso a través de un extenso reparto, que en general ofrece buenas actuaciones, y sobre todo es una apuesta segura de diversión y risas en una película que se sale de los cánones habituales de la comedia española gracias a una vertiginosa realización estilo Guy Ritchie, y a un guión que lleva al límite a sus personajes con situaciones mínimamente creíbles y sin caer en el absurdo.
Mi puntuación: 6/10