Cine catastrófico unido al drama social, y aunque el enunciado menciona una utopía es una manifiesta distopía, una alegoría del advenimiento del fascismo en un marco de crisis galopante, de hundimiento drástico del sistema como los libros de Historia nos recuerdan sucedió en Alemania tras la derrota en la I Guerra Mundial, el desplome de la República de Weimar y el consiguiente ascenso al poder del nazismo. El liderazgo brutal y las masas atemorizadas ante un enemigo exterior -real o figurado- son armas poderosas como bien recrea la cinta. El clasismo o la xenofobia son también parte del contenido que nos sugiere su director y coguionista Um Tae-hwa en un denso entramado de tensiones personales y colectivas convertidas en una bomba de relojería. Un enorme edificio de apartamentos es el principal escenario, como un país asediado por fuerzas hostiles, que la dirección maneja cabalmente de planta en planta donde diferentes personajes viven en estrés permanente. El cine coreano tiene un enorme sentido del espectáculo, al mismo nivel del cine comercial preponderante, no obstante, demuestra continuamente capacidad para dar más sustrato que el estrépito y los guantazos, tan irritantes y superficiales.
Puntuación @tomgut65: 8/10