El misterio de una caso irresoluble es la base de esta miniserie reconvertida ya en serie por temporadas, que tras una primera y segunda más que satisfactorias ya tiene la promesa de una cuarta. El problema es que en esta ocasión la intriga que centra toda la trama se desvela a la par que se desinfla en los capítulos iniciales, para adentrarse en aspectos más psicológicos de sus pareja masculina protagonista, y de otras relaciones entre diversos personajes carentes de toda química.
Y no es que los actores carezcan de carisma, ya que sin duda van sobrados en ese aspecto, sobre todo un desaprovechado Chris Messina, el tema es que vagan sin rumbo fijo a lo largo de al menos cinco de los ocho episodios que componen esta entrega, con mucho relleno narrativo innecesario y con pocos argumentos para mantener nuestro interés encendido hasta el final. Técnicamente cumple como era de esperar, pero si no mejoran su contenido o consiguen un reclamo llamativo, aunque sea una de las series más vistas de Netflix peligra que por nuestra parte sigamos viéndola.
Mi puntuación: 4/10