La parte primordial de esta miniserie es el desarrollo de los personajes interpretados por Bill Pullman, y sobre todo el de Jessica Biel, cada uno con unos traumas realmente complejos en los que iremos profundizando, sin prisa pero sin pausa, a lo largo de ocho capítulos de poco más de cuarenta minutos cada uno. Para ello, nos adentran en una investigación criminal ejecutada con coherencia y sin la necesidad de forzar giros de guión lo cual no impide que nos llevemos alguna sorpresa de vez en cuando.
El diseño de producción es sencillo, por lo que a diferencia de otras series, no nos entrará por los ojos, será la narración lo que nos enganche gracias a la intriga mayúscula alrededor de la que gira toda la historia mientras conocemos las motivaciones, en mayor o menor medida, de los diferentes personajes que forman las piezas del puzzle psicológico que debemos resolver. Esto no sería posible sin un reparto lleno de buenas actuaciones, y aunque Biel se desenvuelve bastante bien y copa el protagonismo, es Pullman quien más brilla en una serie, no tan mini, ya que se avecina una segunda temporada.
El diseño de producción es sencillo, por lo que a diferencia de otras series, no nos entrará por los ojos, será la narración lo que nos enganche gracias a la intriga mayúscula alrededor de la que gira toda la historia mientras conocemos las motivaciones, en mayor o menor medida, de los diferentes personajes que forman las piezas del puzzle psicológico que debemos resolver. Esto no sería posible sin un reparto lleno de buenas actuaciones, y aunque Biel se desenvuelve bastante bien y copa el protagonismo, es Pullman quien más brilla en una serie, no tan mini, ya que se avecina una segunda temporada.
Mi puntuación: 7/10
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