Las amistades que se rompen en mil pedazos pueden dar pie a mucha crueldad, del amor al odio solo hay un paso, dice el refrán. Poner esto en imágenes sin caer en lo truculento o el chiste fácil no es tarea para cualquier mindundi y el director Rob Grant ha evitado serlo. No es que haya buscado una motivación novedosa para la pugna, el sexo y el dinero ¿como no?, pero ha logrado encontrar el punto medio que pone en solfa nuestros valores sin renunciar a los golpes de efecto y a la violencia, pero sabiendo aunarlos con salero. El público de la sala así lo reconoció vitoreando los guantazos físicos y dialécticos del trío protagonista, a lo que nosotros nos sumamos, y eso que ya hemos visto de (casi) todo
Puntuación @tomgut65: 6/10
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