Los coreanos se han propuesto batir el récord universal de sangre en pantalla, no se han cortado un pelo y probablemente hayan utilizado todos los metros cúbicos de hemoglobina falsa disponible en el orbe para el rodaje. Revientan cráneos, amputan brazos y piernas, cercenan todo lo cercenable en una brutalidad tras otra que hace las delicias del goremaniaco más poseído. La premisa es un barco en alta mar cargado de criminales de la peor calaña y de los policías que los custodian, además de una especie de supersoldado hibernado que decide darse un garbeo y saludar a todo quisque. Cómo espectáculo es intenso y excitante, pero del cine como arte ni rastro queda, tampoco cabía esperar otra cosa, así que no lo vamos a lamentar. Las almas sensibles deben abstenerse de verla, el resto quedan advertidos.
Puntuación @tomgut65: 5/10
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