Es todo un reto sobrevivir a los poco más de setenta minutos que dura esta película alemana en la que tienen lugar un cúmulo de acontecimientos relacionados con las posesiones, todos ellos sin sentido aparente, con la única intención de incomodar, y mucho, al espectador. Porque siendo sinceros, asustar no asusta mucho, y aunque pretenda impactar visualmente, lo único que consigue es confundir con momentos en los que no se sabe lo que está pasando, así que lo que queda es una puesta en escena llamativa con grandes posibilidades que desaprovecha la oportunidad de ir más allá en el género.
Mi puntuación: 2/10
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