Precisamente es el personaje que da título a la película, interpretado magistralmente por Lorenzo Ferro, es quien sostiene una historia basada en hechos reales, que tiene picos de intensidad, pero que se antoja menos innovadora de lo que pretenden. Es un hecho que el carisma de su joven y delincuente protagonista es deslumbrante, y su parecido con el auténtico sorprendente. Pero se queda a medio camino de lo que podría haber sido una versión argentina de "Scarface" por un estilo de filmación muy funcional y corriente, que en los primeros compases y en los últimos sí que arriesga, pero que en el núcleo central se limita a contar los hechos tal cual, e incluso se torna pesado en ciertos momentos.
Mi puntuación: 5/10
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