Rodar una película es difícil, que tenga éxito aún más, y en este caso, incluso verla puede ser mortal. Este es el punto de partida de este slasher argentino que intenta dar un giro a un subgénero sobreexplotado, algo que logra parcialmente con recursos técnicos y artísticos limitados, pero con un palpable amor al séptimo arte por parte de sus responsables. Y es que sustos quizás no nos llevaremos muchos, ni la sangre tampoco nos salpicará demasiado, es en un guion que va de menos a más por donde nos llegarán las sorpresas, logrando algo muy importante siempre, que no miremos el reloj ni una sola vez.
Mi puntuación: 5/10
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