Una descabellada premisa, que hasta podría parecer cómica, sirve de arranque en esta producción islandesa donde la parquedad en los diálogos, la plasticidad de las imágenes y una alegórica banda sonora son las notas dominantes. Un drama de tomo y lomo en el que temas tan relevantes y universales como la maternidad, la identidad o la pérdida son tratados con esmero y delicadeza a través de unos personajes tridimensionales, encabezados por una magnífica Noomi Rapace, quienes dentro de la singular y pausada historia que nos cuentan, se comportan con sentido común. Una rareza que supera las expectativas previas.
Mi puntuación: 7/10
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