Una sala a oscuras y una pantalla iluminada por imágenes mágicas, así ve el cine un niño de la India empobrecida al que se le despierta una vocación irrefrenable. Podría ser una versión del Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore, quizá así sea, pero sin las evocaciones del pasado y situada en nuestro presente. Cine sobre el cine y de la pasión por él descrita de tal manera que conmueve al más duro detractor que podamos encontrar. Las diferencias culturales son irrelevantes, cualquier público de cualquier parte del mundo sabrá ver lo que el talentoso director Pan Nalim ha querido transmitir, con sencillez y apelando a la lagrimita, pero con la autenticidad del que siente realmente lo que predica.
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