La primera película del iraní Panah Panahi es un road movie al uso, con el coche, la carretera y una familia con sus dimes y diretes que hacen del viaje una experiencia inolvidable, o traumática según se mire. El humor socarrón o directamente la comicidad desatada comparten asiento con las notas serias, por momentos dramáticas, que se van sucediendo durante el accidentado periplo, por lo que no se pueden evitar las risas y las carcajadas junto a posteriores nudos en la garganta de los perplejos asistentes a la proyección. Todo lo expuesto oculta los intervalos aburridos, discursivos o reiterativos que también aparecen en esta humilde pero honrosa producción. Para toda clase de público, sin importar edad o continente.
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