Para empezar unos inocentes campistas se adentran en el bosque. Nada nuevo, todos sabemos, más o menos, lo que se puede esperar, lo hemos visto muchas veces en cientos de psycho-thrillers. Aún así el debutante realizador australiano Damien Power consigue estremecernos, nos provoca un nudo en el estómago sin necesidad de grandes dosis de violencia y sangre, sólo la imprescindible, pero dura y seca como un directo a la mandíbula. Sin héroes, únicamente seres humanos imperfectos ante dilemas casi insuperables. No es una obra maestra, ni siquiera se le acerca, pero es de agradecer que haya quién no tome, por una vez, el camino más fácil.
Puntuación @tomgut65: 6/10
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