La Cannon, esa productora ochentera que tanta ¨gloria" aportó al cine de explotación, puso toda la carne en el asador para que un Tobe Hooper en plena euforia creativa le fabricara un producto de fuerte impacto taquillero. A la postre, los objetivos se alcanzaron a medias; si por un lado su éxito de público en las salas no fue para tanto, por el otro sí que logró colarse en el inconsciente colectivo del aficionado al fantástico para convertirse en un clásico, aunque algunos fundamentalistas discrepen y la denigren. A nosotros nos parece locamente absurda en su mezcla desbarrada de ciencia ficción, zombis y vampiros, en una deriva que bascula entre la invasión alienígena y los toques apocalípticos de un Londres sumido en el caos, la mejor parte sin duda de toda la cinta. Y dos puntos más a favor: la música del descolocado pero atinado Henry Mancini, y la exuberante Mathilda May, un deleite para mirones políticamente incorrectos.
Puntuación @tomgut65: 6/10
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