Un asesino de policías que está totalmente loco es perseguido por un agente de la ley encarnado por Jason Statham quien ejecuta su típico papel de tío duro que tan por la mano tiene. Esta premisa, sin rebosar originalidad, apunta maneras en lo que a diversión y violencia gratuita se refiere, pero cuando el psicópata de turno se comporta como un descerebrado paleto y el poli malote reparte menos leña de la esperada, y deseada, lo que obtenemos es una película de acción del montón donde lo único destacable es la chulería extrema y los chascarrillos que reparten a diestro y siniestro los dos protagonistas y lo corta que es a pesar de lo larga que se acaba haciendo.
Mi puntuación: 3/10
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