Otrora una propuesta como la que nos ocupa habría sido carne de cañón para la denostada serie B, pero gracias a la todopoderosa Netflix, que tiene el dinero por castigo, esta limitada historia de ciencia-ficción pasa a un nivel monetario mayor que encubre sus enormes penurias argumentales. Porque en aparatosidad y fachada visual no hay nada que objetar, el problema es que el guión cabría enterito en una hoja de papel de fumar y sobraría espacio. Pero no es ocasión para hacernos lo exquisitos, aceptamos pulpo como animal de compañía, por lo que entramos en el juego, envite incluido, y reconocemos que hemos pasado un buen rato salvando al mundo por enésima vez, que eso siempre deja buen cuerpo al irse a dormir.
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