Como el propio director ha dicho, la mejor manera de ver esta película es no buscarle una lógica, hay que vivirla como algo onírico. Entrando en este peculiar juego que nos propone, podemos disfrutarla, e incluso apreciarla, descifrando una enigmática trama que para cumplir su cometido de sueños dentro de sueños, cae en la repetición visual dando la impresión de estar forzadamente alargada. Además, al no tener una ubicación espacio-temporal definida, te obliga a mantener una atención minuciosa para seguir los acontecimientos, dejándote al final con una explicación aceptable, pero con la necesidad de revisionarla para atar los cabos, algo que quizás no ocurra nunca si el tedio se ha acabado apoderando de ti.
Mi puntuación: 5/10
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