De repente estamos en medio de un aula con cabezas explotando y sin más preámbulos nos metemos de lleno en un siniestro juego que durante dos horas no aburrirá ni dejará de sorprendernos. Aún así una presentación tan demoledora pasa factura, y a la película le cuesta mantener el listón inicial tan alto que había marcado, volviéndose retorcida o repetitiva con ciertas explicaciones y escenas que intentan justificar un interesante mensaje de fondo llevado al extremo. Los supuestos adolescentes protagonistas hacen alarde de una sobreactuación, deliberada o no, muy acorde con la exagerada y apocalíptica puesta en escena que hace de los populares Juegos del hambre un simple pasatiempo para niños.
Mi puntuación: 6/10
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