Canadá y Nueva Zelanda se han unido para producir este homenaje al cine casposo y violento de los ochenta cuya referencia más directa es sin lugar a dudas la saga Mad Max. Dado el limitado presupuesto, la escenografía del mundo postapocalíptico que vemos no está muy elaborada y es poco variada, pero se compensa con una marchosa banda sonora electrónica y personajes sumamente simpáticos. Una cosa hay que tener clara, la única pretensión de esta película es hacernos pasar un buen rato al más puro estilo retro y salpicarnos con chorros de sangre en cuanto tiene ocasión, lo cual ya es mucho.
Mi puntuación: 6/10
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