Cerca de una hora de prolegómenos, en los que apenas pasa nada violentamente relevante, sirven de aperitivo para un plato principal extremadamente fuerte compuesto de seres aberrantes y torturas explícitas, aunque con un trasfondo casi inexistente. Los amantes del terror más visual disfrutarán con creces con la segunda mitad de esta película que consigue una ambientación altamente perturbadora gracias a un gran trabajo de fotografía y maquillaje. Pese a tener un final enigmático, si rascas bajo la superficie hasta arrancar la llamativa piel, encontraremos en sus entrañas un guión superfluo al servicio de la violencia gratuita.
Mi puntuación: 4/10
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