Esta
cinta es el más claro ejemplo de cine bíblico que ha rodado Hollywood nunca.
Basada en las Sagradas Escrituras y en otras fuentes, como los Manuscritos del
Mar Muerto, nos cuenta la odisea de Moisés y el pueblo judío en el Egipto
faraónico. Rodada en muchos momentos como estampas pictóricas y con una
teatralidad propia de la escena clásica, adecuada a un relato de tanta
trascendencia religiosa, toda ella rebosa en la espectacularidad propia de una
de las mayores superproducciones que nunca se hayan hecho. Solo el paso del
tiempo ha podido perjudicarla.
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