Dejando
de lado su guión efectivista, tenemos una película que consigue transmitir
angustia, intriga y desconcierto a partes iguales a pesar de que han pasado
veinticuatro años desde su estreno. Una de las características principales es
que desborda estilo por los cuatro costados con una estupenda puesta en escena
gracias a una brillante dirección y a los dos actores protagonistas, Mickey
Rourke en el papel de un duro detective y de Robert De Niro como su misterioso
cliente. Recomendable tanto para los que no la han visto como para los que la
quieran disfrutar de nuevo.
Mi puntuación: 7/10
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