La homónima novela de Stephen King ya fue adaptada en 1984 con un elenco vistoso -Drew Barrymore, George C. Scott, Martin Sheen, etc- y mejor fortuna. Ahora llega un remake auspiciado por Blumhouse, el estudio especializado en fantástico de presupuesto limitado, que ha endilgado el cometido a un tal Keith Thomas, director necesitado de un curso intensivo en dirección de actores y algo más de destreza y talento. La cinta se salta a la torera gran parte de la narración de King, vaya usted a saber por qué, para centrar la acción en cuatro efectos especiales elementales y marrando en la intensidad dramática y empeorando cuando se pone trascendente. Remake torpe y superfluo, ni siquiera la participación de John Carpenter en la banda sonora ayuda a salvar la papeleta.
Puntuación @tomgut65: 4/10
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