Un ligero retorno a la esencia trekkie nos trae la cuarta temporada tras los pasos algo errantes que deparó la tercera. Vuelven los capítulos autoconclusivos sin que el "MacGuffin" unificador desaparezca -en esta ocasión una anomalía espacial destructora de planetas-, y el contenido de aventuras, exploración y descubrimientos marcas de la franquicia toman de nuevo la relevancia que nunca debieron perder. Que haya desaparecido del catálogo de Netflix quizá tenga algo que ver en ello.
En la parte técnica el serial mantiene la línea marcada desde su inicio, la deslumbrante infografía o el derroche de medios siguen dándole una impoluta apariencia de nivel superior, ya quedó atrás el reciclaje de escenarios de otras series y películas para abaratar costes. En cambio, se han acentuado las notas melodramáticas que empapan a los personajes, la emotividad casi folletinesca, hay capítulos bañados en lágrimas, tiene rienda suelta; la disciplina castrense o la imperturbable lógica vulcana brillan por su ausencia, pero hay que asumirlo como signo de los tiempos. Parece ser que nuestra galaxia, y por extensión el Universo, no pueden, o no deben, evitarlos.
Puntuación @tomgut65: 6/10
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