La leyenda del Rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda tratada como una tragedia shakesperiana: los personajes declamando entre sangre, traiciones y venganzas. Todo eso y más puso sobre el tapete John Boorman en una película de 1981 convertida ya en un clásico moderno. De estética abigarrada en la que brillan en plenitud armaduras y espadas, con las pasiones desatadas y la hechicería envolviéndolo todo, bien podría haber pasado el guion por la pluma del dramaturgo inglés. A los ojos de la era digital puede parecer una obra pretenciosa, directamente kitsch, pero, aun así, seguro que pocos serán capaces de negarle energía visual ni empaque mitológico. El cine dando la talla ante un mito de enjundia excepcional.
Puntuación @tomgut65: 8/10
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