Despedida televisiva del inspector Harry Ambrose, quien pese a estar jubilado, casualidades de la vida, se topa con un nuevo y último caso en su retiro. Y este es el mayor problema de esta cuarta entrega, las coincidencias, dejando de lado el oportunismo de la situación del protagonista, para poder dar giros continuos a la historia criminal y familiar que centra la trama se hace demasiado uso del azar, con algunos hechos que quedan en el aire, aunque en su mayor parte todo queda bien explicado, tal y como sucedía en la primera, segunda y tercera temporada de la serie.
Este modus operandi narrativo le resta veracidad a la investigación, pero hace que sea sumamente dinámica y entretenida, ya que no da descanso a un espectador que nada más finalizar un episodio necesita ver el siguiente. También cabe remarcar que las pesquisas del detective están muy teledirigidas, cada pista que encuentra le lleva de manera directa y diligente a la próxima, y así sucesivamente, como si de un videojuego estilo aventura gráfica se tratara, y donde el truco de que las apariencias engañan solo funciona las primeras veces ya que al final lo acabas viendo venir.
Pese a todo, echaremos de menos esta ficción de corte detectivesco clásico que ha logrado sorprendernos en mayor o medida a lo largo de cuatro temporadas, dejándonos personajes carismáticos y únicos como Cora y Vera, y sobre todo el propio inspector Ambrose, personaje que ha servido para el lucimiento y resurgimiento de Bill Pullman, quien ha demostrado que tiene más talento del que ha demostrado a lo largo de su carrera cinematográfica.
Mi puntuación Temporada final: 5/10
Mi puntuación Serie completa: 6/10
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