Convencido por Tarantino, y llevado por su admiración a Sergio Leone, Robert Rodriguez quiso hacer su propia trilogía del dólar pero a la mejicana, de ahí el título original de esta tercera parte, "Érase una vez en México". Pero los tiros le salieron por la culata, y lo que hasta ahora habían sido dos películas sencillas llenas de pistoleros, disparos y explosiones, se convierte en una compleja trama de espionaje al más alto nivel. No ayuda la infinidad de personajes y actores de renombre (Depp, Rourke, Dafoe) que buscan su momento de gloria, dejando en el olvido a quien debería ser el auténtico protagonista, nuestro admirado mariachi sin nombre que apenas goza de minutos y momentos estelares en un largometraje que empaña el excelente trabajo de sus divertidísimas antecesoras.
Mi puntuación: 4/10
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