Enfrentarse a una película dirigida por Paul W.S. Anderson es una incógnita, lo mismo te puede salir con algo de calidad como la primera Resident Evil o un sinsentido estilo Los tres mosqueteros. En este caso nos topamos con un intrascendental punto medio que no marca la diferencia pero tampoco te hace sangrar los ojos, una especie de drama futurista con un imperturbable Kurt Russell en la piel de un "supersoldado" que vive un renacer espiritual, aunque sus facciones apenas den pistas de lo que se cuece en su interior. Con escenas puntuales de peleas, y una desarrollo narrativo predecible a más no poder, al final todo acaba siendo una excusa para alcanzar un epílogo donde la acción y los tópicos se desatan sin control para afortunadamente no dejar ni un solo resquicio al tedio.
Mi puntuación: 5/10
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