Como si de una película de Edgar Wright se tratara, esta historia empieza con un grupo de amigos en el típico pub inglés tomando unas pintas, y a partir de ahí la comedia y lo inverosímil se entrecruzan para hacernos sonreír a lo largo y ancho del continuo, y un tanto absurdo, espacio-tiempo. No hay que darle muchas vueltas a si tiene o no sentido lo que nos cuentan, solo es un medio para que sus protagonistas se enfrenten a situaciones disparatadas dentro de unos escenarios que evidencian el bajo presupuesto de esta original y breve propuesta. Imprescindible si te gusta el humor inglés de toda la vida y los viajes en el tiempo con sus estimulantes y rallantes paradojas.
Mi puntuación: 6/10
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