El padrino, La conversación, El padrino II y Apocalypse Now fueron las cuatro obras maestras que Coppola realizó justo antes de pagar muy caro la pérdida de cordura provocada por su odisea de Corazones en tinieblas. Esta es la única explicación posible para justificar el monumental despropósito económico y cinematográfico que supuso el largometraje que nos ocupa. Económico por que se arruinó, otra vez, comprando unos estudios y construyendo unos decorados que al menos sirvieron para otorgar una deslumbrante puesta en escena a una historia que tampoco requería de tanta fanfarria. Y es que precisamente esa es la peor parte, un guion repetitivo que va dando tumbos sin contarnos nada especial sobre unos personajes insulsos interpretados por actores anodinos en formato musical con canciones clónicas y coreografías inexistentes, que no funciona ni como drama ni como comedia. A partir de aquí nuestro amado Francis ya nunca volvió a ser el genio que había sido.
Mi puntuación: 4/10
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