El introvertido personaje interpretado por Gene Hackman, en el que seguramente sea el mejor papel de su carrera, convierte una charla fraccionada entre dos personas en una conversación consigo mismo que ni él, ni el espectador, llegan a recomponer totalmente en ningún momento. Y esta es la grandeza de una historia que solo conocemos a través de los oídos de su protagonista, a quien Coppola escudriña hasta límites insospechados para desvelarnos sus miedos e inquietudes, dejando paulatinamente en segundo plano una trama inicial de suspense que resulta ser una mera excusa para contar algo más profundo. Una jugada maestra de un maestro para atraparnos en un brillante juego psicológico.
Mi puntuación: 9/10
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