Jackson, un niño difunto al que sus abuelos quieren traer de vuelta. Casualmente, los yayos pertenecen a una secta satánica y cuentan con los medios y conocimientos apropiados. De entrada, suena bien, y afortunadamente la cinta progresa adecuadamente y le saca buen partido a la premisa. Elaborar un clima insano es complejo, pero lo consigue en gran medida, sin abusar de los efectos o los sobresaltos tradicionales de un género tan maltratado y estrujado en infinidad de subproductos. No hay que sentirse culpable si uno empatiza con los malvados ancianos, ¿qué no haríamos en su lugar? Pues eso. El epílogo, discutido y discutible, no empaña todo el metraje anterior, así que no lo duden y disfrútenla
Puntuación @tomgut65: 6/10
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