Uruguayos y argentinos se han compinchado para ofrecernos un psychothriller atiborrado de nostalgia y homenajes. De añoranza por esos cines de antaño, en los que ir a ver cualquier película era un buen motivo para salir, solo o en compañía, y entrar en esas enormes salas donde se exhibía un único film o, como mucho, un dispar programa doble. Y un ejercicio de admiración por la experiencia sensorial y emocional que suponían unas cintas de terror casposo que nos horripilaban a la vez que nos divertían. No en vano la acción se sitúa en 1993, cuando algo de todo eso aún perduraba. Que el producto en cuestión esté bien ejecutado, con competencia y eficacia, es secundario, lo sustancial es que su encanto está por encima de todo eso.
Puntuación @tomgut65: 5/10
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