sábado, 6 de junio de 2020

Érase una vez en América

Trece años después de su anterior película, el director Sergio Leone dirigió la última de su carrera con la clara intención de ofrecer al público una mastodóntica antología sobre gángsters, algo que solo consiguió parcialmente. De entrada, el hecho de que participarán hasta seis guionistas no anticipa nada bueno, y precisamente es en su libreto donde más flojea este largometraje, que a pesar de sus cuatro horas de duración, no cierra como es debido varias subtramas dejando sin explicación algunos hechos relevantes. Aún así, la primera mitad de la historia roza la maestría, con diálogos locuaces y escenas llenas de plasticidad visual marca de la casa del realizador italiano.

El resultado es un largo descenso que se hace cuesta arriba, que empieza en la cumbre cinematográfica para finalmente tocar suelo con un desatinado desenlace, introduciendo por el camino altas dosis de misoginia y una exaltación un tanto peculiar de la amistad. Argumento aparte, hay que reconocer que el reparto está magnífico, algo inevitable teniendo a Robert de Niro y James Woods al frente, y por supuesto la banda sonora de Morricone es una delicia, aunque se abuse en exceso de ciertos temas durante la película. En conclusión y lo que más duele, esperábamos muchísimo más del creador de nuestra admirada Trilogía del dólar.

Mi puntuación: 6/10


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