miércoles, 3 de junio de 2020

La bella y la bestia (1946)

Al principio de la película ya lo avisa el director, hay que verla con los ojos de un niño predispuesto a creerse cualquier cosa, ya que estamos ante un cuento de hadas donde la imaginación y la fantasía son el motor de la historia. Dando este salto fe será más sencillo omitir varias incongruencias en el comportamiento de los personajes, o algunas escenas o diálogos que te dejan boquiabierto ya que parecen gags de humor sin pretenderlo. Aún así, todo lo que rodea a la Bestia, ya sea físicamente en sus dominios a nivel de elaborados decorados u originales recursos para plasmar la maldición, es un alarde de ingenio, al igual que la moralidad del personaje y su filosófica lucha interna en la que se ahonda menos de lo deseado. Por desgracia ni una superficial Bella, ni el el resto de desdibujados personajes están a su altura en un clásico al que los años no le han sentado muy bien, sobre todo si lo ves por primera vez con unos adultos ojos curados de espanto.

Mi puntuación: 5/10


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