Ray Harryhausen era la estrella en todas las películas en las que intervenía. El genio del stop motion y sus criaturas fantásticas elaboradas a mano, paciencia y sudor daban, y aún dan, rienda suelta a la imaginación de grandes y pequeños. Mostramos debilidad por este artista del alambre y el látex, especialmente por la obra cumbre que veneramos en estas lineas. En ella la excusa argumental son las aventuras de Jasón y la tripulación del Argo en busca del vellocino de oro, leyenda mitológica alterada a gusto de las necesidades del guion. En sus poco más de cien minutos brillan como nunca los efectos manufacturados del gigante de bronce Talos y los siete esqueletos guerreros, que ya forman parte de la historia del cine. A esta cinta hay que acercarse con los ojos y la inocencia de un niño y disfrutar de la compleja simplicidad del trabajo descomunal del gran Ray.
Puntuación @tomgut65: 8/10
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