La novela clásica de James Fenimore Cooper ya había sido llevada a la pantalla en otras ocasiones sin demasiada distinción, salvando la versión muda del ya lejano 1920. No parecía Michael Mann el director más apropiado para este relato de aventuras, su bagaje hasta entonces era la producción de la serie "Corrupción en Miami" y algunas incursiones en el terror y el policíaco cinematográficos de limitada relevancia. No obstante el acierto fue total, empezando por la presencia de Daniel Day-Lewis, un actor capaz de afrontar cualquier reto interpretativo, y un afortunado elenco de secundarios que le escoltaban, siguiendo por la compleja elección de rodarlo todo en impresionantes escenarios naturales, y acabando en el endiablado ritmo de acción y violencia de nivel casi magistral, y sin renunciar a las secuencias intimistas, escasas pero muy conmovedoras; todo el conjunto sazonado por una célebre e inmarcesible banda sonora. Mixtura de clasicismo y modernidad que nunca perderá vigencia
Puntuación @tomgut65: 8/10
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