El nutrido grupo de amigos de "Pequeñas mentiras sin importancia" vuelven a reunirse unos cuantos años después. Pocas cosas han cambiado, hay más optimismo aunque los nubarrones siguen asomando en las vidas de la panda, cosas de la edad y los cambios para mal que a veces comporta, pero en lo básico la estructura fílmica y narrativa son las mismas, por lo que los defectos y las virtudes iniciales son prácticamente coincidentes. La larga duración de la cinta se ha atenuado en veinte minutos -algo es algo- y se han reforzado las notas de comicidad, pero se limita a cerrar algunas de las cuestiones que habían quedado abiertas y por ello se vuelve a recurrir a los mismos y manidos temas. Al menos se mantienen la sencillez y el valor sociológico, y con ello nos conformamos.
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