La primera rebosaba chispa y buen hacer, la segunda bajaba el rendimiento pero mantenía una buena dosis de atractivo, la tercera fue más denostada de lo que en realidad merecía pese a mantener el nivel a la baja, y la cuarta ya se nos viene encima con una multitud de incógnitas que desafortunadamente se han resuelto a la contra. Desaparecen Will Smith y Tommy Lee Jones, y los sustitutos carecen de su carisma y donaire; tampoco dirige Barry Sonnenfeld, y con él se pierden las pinceladas comiqueras en las que tan bien se maneja el susodicho, para colocar en su lugar al inocuo F. Gary Gray; los disparatados extraterrestres que tanto molaban ya carecen del factor sorpresa y del salero irónico de las primeras entregas. Resumiendo, no es ni mucho menos un desastre pero no parece que este sea el camino por el que deban andar futuros Hombres de Negro.
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