Un tema tan de actualidad como la corrupción política es el eje que mueve este brillante thriller donde un siempre infalible Antonio de la Torre nos deleita de nuevo con una actuación magistral al igual que el resto de un inspiradísimo reparto. Y no solo las interpretaciones rayan a un gran nivel, también lo hace un guión, que aún moviéndose alrededor de una enmarañada trama, se entiende sin problemas, sacrificando el realismo en beneficio del espectáculo, pero resultando igualmente coherente. A todo esto hay que añadirle un ritmo endiablado de situaciones y diálogos que nos mantendrán en tensión durante los ciento treinta efímeros minutos que dura, lo cual también se acentúa gracias a una banda sonora electroacústica que sorprendentemente encaja a la perfección. Sin duda de lo mejor en cine, no solamente español, de dos mil dieciocho.
Mi puntuación: 8/10
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