Tenía que pasar, una fórmula que hacía gracia por no tomarse en serio a sí misma ha querido ir más lejos y se ha pasado de la raya. En esta última entrega la historia se desarrolla a través del tiempo de un modo demasiado forzado, y ni siquiera es buena de lo mal que está hecha, simplemente es mala. Pero lo peor de todo es que resulta muy confusa debido a un guión cargado de homenajes a su propia saga junto a otros ajenos dignos de comedias paródicas absurdas. Esto impide que cumpla la única razón para verla, entretener a base de reírse con y de ella, algo que ocurre muy pocas veces y que por primera vez no nos deja con el contradictorio sentimiento de querer más, aunque por lo visto, y afortunadamente, eso no vaya a suceder.
Mi puntuación: 2/10
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