Segunda
película dirigida por Michael Bay que le sirvió para perfeccionar su exitosa
fórmula de "espectáculo vacío de contenido pero desbordante de fuegos
artificiales", aunque en este caso con una cuota de vergüenza ajena más
baja de lo habitual. Además cuenta con recursos tan efectivos como un Nicolas
Cage no acabado todavía, dos actores de gran nivel como Sean Connery y Ed Harris y
una banda sonora original del sublime Hans Zimmer que consigue ponerte en
situación como ningún otro. Acción pura y dura que, a pesar de los años, es una apuesta segura para pasar un buen rato.
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