En realidad este
producto de serie B no tiene muchas complicaciones, básicamente es un western
futurista donde los caballos se cambian por coches y el desierto americano se
sustituye por el australiano conservando las persecuciones, los duelos y la
venganza. Además cuenta con una banda de salvajes psicópatas cuyo único
objetivo es sembrar el caos a su paso, lo que hace la labor de Max Rockatansky,
interpretado por un jovencísimo Mel Gibson, algo necesario para que acabe
cuanto antes con estos cargantes personajes. El resultado es una película
fresca y sin pretensiones que a pesar de sus sinsentidos divierte a raudales en los apenas noventa minutos
que dura.
Mini críticas de todas las películas de la saga Mad Max.
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