Ganadora
en el festival de Sitges 2010 a la mejor película, dirección y fotografía nos
encontramos ante un relato oscuro donde la intriga, el miedo y la Navidad se
mezclan de forma excelente y sorprendentemente seria. Es admirable como se
exprimen al máximo la escasa duración y el limitado presupuesto consiguiendo una atmósfera digna de las mejores cintas de miedo incluyendo unas buenas
actuaciones en las que, cosa rara, los niños no pecan de repelentes. Recomiendo su visionado aunque sólo sea por la innegable originalidad de la que hace gala.
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